
La rápida y generalizada introducción de aranceles aduaneros adicionales podría incitar a algunos importadores a rechazar las mercancías y solicitar su devolución. Esto podría suponer un verdadero reto para las compañías navieras.
En la jerga de las compañías navieras, «carga de retorno» se refiere a la carga que debe ser devuelta a su remitente tras haber sido rechazada por el destinatario designado. En teoría, los destinatarios están obligados a aceptar la mercancía que han pedido. Rechazarla solo es posible en circunstancias bien definidas (fraude, daños, mala calidad), que, por supuesto, deben estar justificadas. Sin embargo, en el marco de las negociaciones comerciales, los destinatarios pueden convencer a los remitentes de que acepten la devolución de su mercancía, incluso si no presenta un defecto evidente. Además, la situación actual podría favorecer un aumento de este tipo de operaciones.
En Estados Unidos, al igual que en Europa, la volatilidad, pero sobre todo el repentino aumento de los aranceles aduaneros sobre ciertos productos, podría inducir a algunos destinatarios a rechazar las mercancías que han pedido. Estas operaciones son difíciles de gestionar para las compañías navieras, pero pueden representar una oportunidad si el mercado se desploma o muestra indicios de un cambio de rumbo.
1/ Vínculos entre tarifas de demora y detención
Tras los siete días habituales tras la entrega para contenedores secos y los tres días para contenedores refrigerados, entran en juego los cargos. Las navieras cobran a los destinatarios que no vienen a recoger su mercancía. Por lo tanto, almacenar mercancía en el muelle cuando ya no se necesita es una mala idea. En términos de responsabilidad, hacerse el muerto siempre sale muy caro a la hora de resolver la disputa.
Consejo del experto: Lo ideal es que, si los destinatarios ya no quieren su mercancía, les convenga pedir que la devuelvan al remitente antes de que la empresa de transporte la haya descargado en el muelle y dar instrucciones escritas a la empresa de transporte para que participe en el proceso desde el principio.
En cuanto al costo del regreso, observamos que, para los contenedores secos, el precio suele rondar el 50% del precio del viaje de ida. Sin embargo, este precio puede negociarse, al menos para la carga seca, sobre todo si existe una fuerte demanda del producto.
2/ Los contenedores refrigerados son más sensibles
Los contenedores refrigerados contienen mercancía de mayor valor, que generalmente tiene fecha de caducidad. Además, las tarifas portuarias son un problema mayor para este tipo de carga, ya que se cobran costos de electricidad, demora y detención. Los procedimientos para devolver la mercancía al remitente son más estrictos que para la mercancía seca, ya que las consecuencias financieras son mucho más onerosas.
Consejo de experto: Mi recomendación para las empresas de transporte es obtener un compromiso de los destinatarios de aceptar la mercancía. Este compromiso, que debe ser por escrito y preciso, debe obtenerse al reservar el espacio, antes de la carga. Incluso podría ser recomendable incluir una cláusula de este tipo en los procedimientos operativos estándar.
Es probable que una compañía naviera vea interrumpido su sistema de gestión de contenedores refrigerados vacíos si no dispone de su equipo en el momento y lugar acordados inicialmente. Por lo tanto, las compañías navieras que operan en este segmento de mercado tienden a cobrar el flete de retorno al mismo precio que el flete de ida, lo que impide la negociación . Quien solicita la devolución de las mercancías también debe demostrar que el exportador original está dispuesto a aceptarlas.
3/ Prever el problema en el contrato
Gestionar es anticiparse, como dice el dicho. Por lo tanto, a los operadores de comercio internacional les conviene prepararse con antelación para los rechazos de entrega, ya que podrían volverse más comunes en los próximos meses.
Consejo de experto: es mejor no esperar a que el problema se presente para solucionarlo, ya que entonces será demasiado tarde. En la situación actual, recomendamos modificar los contratos comerciales existentes añadiendo una cláusula de devolución adicional específica.
Conclusión
La guerra comercial está adquiriendo tales proporciones que podría reducir considerablemente las reservas de las navieras. También podría afectar a los pedidos ya realizados, a medida que se inician las negociaciones para la devolución de mercancías cuya venta se ha vuelto difícil debido al encarecimiento. Además, no se puede descartar un aumento drástico en los fletes. En cualquier caso, en la actual situación de incertidumbre, sería sumamente útil para todas las partes prepararse para un aumento de las cargas de retorno en sus contratos de transporte.
Se eliminarán los comentarios que contengan insultos o palabras malsonantes.