La congestión en los puertos europeos no es nueva. Mucho antes de la década de 2020, los especialistas en logística que trabajaban en terminales de contenedores ya advertían de la insuficiencia de capacidad para sostener un crecimiento sostenido. En particular, la infraestructura terrestre no se había expandido con la suficiente rapidez.
Como era de esperar, el problema ha resurgido, con los tres principales puertos del continente, Róterdam, Amberes y Hamburgo, experimentando tiempos de espera cada vez mayores para que los buques atraquen. En algunos casos, los buques sufren retrasos de hasta dos días. Como es habitual, esto provoca operaciones deficientes en las terminales, con una acumulación de contenedores esperando ser cargados.
Incluso London Gateway, que ha visto una inversión continua para hacer frente a su rápido crecimiento, ahora está teniendo dificultades, y CMA CGM anunció que está desviando temporalmente su servicio SAFRAN de London Gateway al puerto de Southampton debido a lo que llama la «situación de congestión portuaria en London Gateway».
Jacques Vandermeiren, director general del Puerto de Amberes-Brujas, comentó a la prensa sobre la situación en su puerto: «Decir que está congestionado es quedarse corto… caos es una palabra más adecuada». La situación en Amberes se agrava por las huelgas esporádicas».
Sin embargo, existen factores económicos subyacentes que impulsan esta congestión. Una vez más, el problema reside en los excedentes de producción de China. Ante las condiciones de mercado más hostiles en EE. UU. debido a la imposición de aranceles, las empresas chinas han buscado aumentar su actividad exportadora a Europa.
Un estudio recién publicado por la consultora económica Capital Economics cuantifica este hecho. Afirma que, por un lado, las exportaciones chinas a EE. UU. son un 37 % inferiores a las de principios de año, mientras que las exportaciones a Europa y al resto del mundo han aumentado más de un 10 % desde principios de año. La consecuencia obvia de este cambio es un aumento del tráfico de contenedores hacia Europa. Otra característica es que el flujo de contenedores está aún más desequilibrado en términos de importaciones y exportaciones.
No está claro cuán sostenible será esto. Los fabricantes chinos están desesperados por encontrar nuevos mercados, tras haber invertido en una producción que supera con creces la capacidad de su economía. Las ganancias y los precios se encuentran bajo una fuerte presión en China, e incluso las autoridades chinas hablan de la necesidad de impulsar la demanda de los consumidores.
Mientras tanto, las economías europeas podrían volverse cada vez más intolerantes a la absorción de estas exportaciones. No se puede descartar la posibilidad de una caída en el volumen de las importaciones europeas procedentes de China, como se ha observado en Estados Unidos. Esta dinámica tendría graves consecuencias para el sector europeo de contenedores.
Fuente: Ti Insight
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