Opinión

Ni héroes ni canallas. La opinión de Antxon Lagun

Ni héroes ni canallas. La opinión de Antxon Lagun

Yo, que no vengo del mundo del transporte de herencia familiar, ni del transporte de mercancías, ni de viajeros, pero que lleva toda la vida como admirador de los profesionales que cada día conducen sus camiones y autobuses, mucho más desde que entré a formar parte de los redactores de Diario de Transporte, creo que puedo opinar con cierto criterio sobre la situación de ambos sectores.

La palabra y definición de héroes, aplicada a los camioneros y transportistas, únicamente por su trabajo de meses durante el primer estado de alarma, y ahora en la segunda oleada de esta maldita pandemia, permitan los lectores que lo diga, pero me parece absoluta y completamente injusta. Sencillamente porque si hay que calificarles de héroes, hay que hacerlo siempre, durante todo el año y todos los años, con pandemias o sin ellas.

Porque esta sociedad ciega, nunca ha tenido lo que hay que tener para reconocer la importancia de su dedicación y trabajo durante todos los días del año, de cualquier año. Ellos y ellas están al volante siempre, durante las 24 horas del día de los 365 días del año ,-366 si es bisiesto-, siempre hay camiones en las carreteras para que no nos falte de nada. Sencillamente porque más del 80% de las mercancías que se mueven por España y Europa se transportan en camión.

Héroes siempre, porque aunque a la hora de recibir los aplausos de esa sociedad para la que su trabajo es imprescindible, no salga a las ventanas a rendirles homenaje igual que se hizo con el personal sanitario, los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado o los militares, con todo el merecimiento. Pero pocas o muy pocas veces se aplaudió a los camioneros y camioneras.

Sé que a las mujeres y hombres que conducen camiones, a los y las profesionales de verdad, eso de los homenajes no les gusta mucho, pero justo sería que los recibieran. Aunque estas personas llevan la profesión en la sangre, el gasoleo corre por sus venas, aman al camión con todas sus fuerzas, a pesar de que muchas veces haya pasado por su mente prenderle fuego. Pero sé que cuando llegan a sus casas después de semanas o meses fuera, cuando el descanso se termina ya están deseando volver a la carretera, porque son profesionales hasta la médula y la viven con pasión.

Pero esta sociedad, también ve en ellos a una especie de "canallas", injustamente, una sociedad egoísta e ignorante hasta el extremo, que piensa que la leche que compran en los supermercados, la ropa que visten, el objeto que compran en la ferretería o el ultimo modelo de teléfono móvil que tienen, se lo traen para ellos en exclusiva en helicóptero. Son completamente ignorantes, no saben o no quieren saber, que detrás de todo lo anterior hay el trabajo y dedicación de muchas personas, no solo de las personas que conducen camiones, también de operarios de almacenes de logística, comerciales o administrativos, por poner alguno de los ejemplos.

No es justo, ni lo será nunca, por mucho que alguien diga lo contrario, que se les prive de su libertad de movimientos y circulación con las restricciones dictadas por gobernantes tan o más ignorantes de la realidad de la profesión como las personas del párrafo anterior. Tienen que poder circular igual que cualquier otro ciudadano cualquier día del año. Eso sí, cumpliendo siempre las leyes; que bastante tienen los y las profesionales del volante, con ser una de las profesiones, sino la más, controlada por las leyes.

Como tampoco es justo que se trate como "canallas" ni se les reconozca todos los días del año como héroes a los y las profesionales del transporte de viajeros, ya sea por carretera o en recorridos por las ciudades al volante de un autobús, o un taxi.

Esas personas que ponen por delante el riesgo de ser contagiados por el maldito virus, para cumplir su trabajo, que sí, que puede que alguien me corrija diciendo que es su profesión y hasta su deber. Pero seguramente muy pocas de las personas que les critican y les desprecian o maltratan cuando suben a los autobuses, serían capaces de hacer lo mismo. Casos hemos conocido de conductores de autobús asesinados, ¡Descansen en Paz!. Capaces de volver cada día a sus casas con el miedo en la mente por si, después de estar durante toda una jornada llevando a personas, pudieran estar contagiados.

Muy pocas personas de las que les critican, tendrían el valor suficiente de ponerse al volante de un autocar para llevar a los pasajeros a sus destinos, sabiendo que las vidas de todas las personas que viajan cómodamente sentados dependen de sus reflejos, su pericia al volante y su profesionalidad, ante los cientos de posibles sucesos de lo más variado que pueden darse durante el trayecto.

Asi que, aquí dejo mi particular opinión, que nadie se me ofenda, ni pretenda leer entre líneas más allá de lo escrito buscando ignorantemente dobles o triples intenciones. Un saludo.

Foto: Archivo Diario de Transporte